Una de las mayores preocupaciones de los contribuyentes en este contexto de crisis económica del que no acabamos de salir totalmente es el de la garantía de las pensiones.
El hecho de tener una salvaguarda económica de la que poder disfrutar tras años y años de duro trabajo era una circunstancia que no se ponía en duda desde que surgió el llamado estado del bienestar, sin embargo, la mala coyuntura económica de la última década lo ha puesto en entredicho.
En principio no habría que temer por la salud de las pensiones españolas, por varios motivos. Vamos a desgranarlos. En primer lugar, el más simple, ningún gobierno podría salir indemne de unos recortes que atacaran directamente a estas prestaciones. Sería un error político de un calado enorme reducir las pensiones, o dificultarlas por cualquier motivo, ya que se trata de uno de esos derechos que la ciudadanía asume como adquiridos. Antes se atacarían otros ámbitos que las pensiones.
Por otro lado, se ha hecho mucha referencia a la llamada ‘caja de las pensiones’. Este es un fondo de reserva que se debía utilizar en situaciones de problemas económicos, como así ha sido. Pero no deja de ser un fondo de reserva, no el fondo del que dependen las pensiones sí o sí. Es decir, para costear las prestaciones por jubilación la principal fuente dineraria son y serán siempre los presupuestos generales del Estado, y si no, siempre quedaría la emisión de bonos de deuda pública. El fondo de reserva simplemente es una garantía añadida a los citados recursos señalados.
Si la tenue recuperación económica se consolida definitivamente y hace despegar otra vez las inversiones en España, vuelve activarse el consumo totalmente, y las empresas generan empleo reduciendo el paro a niveles precrisis no hay nada que haga pensar que las pensiones futuras puedan estar en peligro.
Sin embargo, surgen varias amenazas que no podemos pasar por alto, la primera hace referencia precisamente al desempleo. En la actualidad, existen alrededor de dos contribuyentes por cada un pensionista, el ratio límite que establecen los expertos para que un sistema de prestaciones como el español se pueda sostener sin problemas. Este límite puede verse comprometido por la tendencia de envejecimiento que está sufriendo España. La esperanza de vida asciende a los 83 años, una de las más altas de Europa, y según los últimos datos, en el año 2066 los mayores conformarán el 34,6 % de los habitantes del país.
La solución que señalan los expertos a este problema pasa por variar el sistema actual a uno más enfocado a la capitalización personal directa. Es decir, que cada uno de los contribuyentes aportarse una parte de su salario para garantizar en un futuro su propia pensión, lo que haría del actual mecanismo de prestaciones una especie de plan de pensiones público.
[bctt tweet=»Podemos atrevernos a decir que las pensiones no se encuentran en peligro inminente. » username=»AlvCid»]
Existen recursos para garantizarlas y aún hay tiempo para desarrollar sistemas más adaptados a la coyuntura social que está por venir, sin embargo, sí es necesario que se apliquen ajustes, y no dejarlo todo como está si no queremos correr ningún riesgo.
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Escrito por Equipo de Redacción
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