No sabemos de qué manera ahorrar, pero siempre parece que el dinero se escapa de nuestras manos.
Aunque tengamos unos planes diseñados de los que no podemos salirnos, siempre acaban apareciendo imprevistos que hacen que nuestras cuentas salten por los aires y nos dificulten la ya de por sí ardua tarea de ahorrar.
En cualquier ámbito que nos podemos imaginar surgen oportunidades de conseguir ese dinero extra tan apreciado para formar parte del colchón económico indispensable para tener tranquilidad a la hora de poder afrontar nuevos proyectos, darte caprichos, o estar a disposición de solucionar cualquier tipo de problema que pueda surgir.
El primer consejo que se puede dar es simplemente llevar una anotación de la economía doméstica. Los gastos fijos, los periódicos, los imprevistos… Todas las variaciones económicas (ingresos incluidos) deben apuntarse en la lista, lo cual hará que las sorpresas lo sean menos y puedas adaptarte mejor a cualquier tipo de eventualidad que pueda aparecer.
Antaño utilizar bombillas y alógenos de bajo consumo era visto poco menos que como una frivolidad, pero ahora mismo se antoja como una de esas actividades que cualquier persona consciente del ahorro y del consumo lleva a cabo con fervor. No debe pasarse por alto nunca, porque los beneficios son muy elevados y apenas se conocen perjuicios. Por otro lado, y también relacionado con el consumo podemos desarrollar varios hábitos cotidianos que nos ayudarán sobremanera.
Uno es reducir la temperatura de funcionamiento de nuestra lavadora. Optar por programas menos exigentes en cuanto a energía puede hacer que ahorremos vatios, y, en consecuencia, dinero. Por otro lado, muchos somos los que dejamos los platos en el fregadero y no los lavamos hasta que encontramos el momento adecuado. Pues bien, es un error. Si lo hacemos inmediatamente después de comer evitaremos que los restos de comida se peguen a la vajilla y haya que utilizar mucha agua y mucha cantidad de detergente para quitarlos, lo cual se traduce, lógicamente, en ahorro de dinero.
También relacionado con la limpieza es recomendable utilizar los productos que ayuden a facilitar la labor. Por ejemplo, el limón o el bicarbonato son muy interesantes para llevar a cabo el comienzo de la tarea, sirven para desengrasar, lo cual hará que la limpieza posterior requiera de menos utilización de productos de mayor coste.
Aunque en un principio parezca un gasto innecesario, adquirir tecnología de última generación es otra buena forma de ahorrar dinero a largo plazo. Los nuevos productos que salen a la venta (frigoríficos, televisiones, microondas, hornos, aspiradores) cuentan, por lo general, con funcionalidades que les hacen ser mucho más eficientes en su uso, lo cual acaba repercutiendo en el gasto económico.
Por último, otro buen consejo radica en los hábitos de compra de alimentos. Aunque parezca mentira, es mejor racionalizar las compras y adquirir los productos que se van a consumir en el día, en especial de productos no imperecederos. Así se evitará que se puedan poner malos por el hecho de no ser amortizados en su tiempo útil, lo cual, nuevamente, acabará repercutiendo en unos eurillos extra en tu cartera cada semana.
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Artículo por Equipo de Redacción.
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